La educación formal podrìa estar a punto de perder su prestigio: la IA transformará la validez de los títulos y abrirá paso a la educación informal.
En pocos años, la inteligencia artificial (IA) redefinirá la educación tal como la conocemos. Las universidades estàn viendo cómo sus métodos de evaluación tradicionales—exámenes y trabajos escritos—dejarán de certificar saberes reales: aprobar ya no asegurará conocimiento, sino habilidad para manipular herramientas de IA.
Según proyecciones que se consolidan en 2025, el uso de IA para hacer trampa en universidades del Reino Unido ya se elevó a 7,5 casos por cada 1 000 estudiantes, frente a los actuales 5,1—que ya suponen casi 7 000 incidentes en el ciclo 2023‑24
En Escocia estos casos se multiplicaron hasta alcanzar un incremento de 700 %, pasando de alrededor de 130 a más de 1 000 en un solo año
Mientras tanto, los sistemas de detección de plagio con IA por el momento no son lo fiables que se espera: se estima que el 94 % de los contenidos generados son indetectables, y las acusaciones erróneas sobre estudiantes que incurran en este delito se convertirán en un problema frecuente, ante el cual proliferarán los litigios legales, las indemnizaciones y toda clase de compensación.
El futuro colapso del prestigio formal
Los diplomas académicos, que hoy sostienen prestigio y valor, corren el riesgo de transformarse en meros papeles sin contenido real.
Lo novedoso es la emergencia de la educación informal como alternativa efectiva y económica. No pensemos en educaciòn pública y gratuita, porque eso no es lo habitual fuera de Argentina.
En ese mismo horizonte, la IA reducirá los costos de aprendizaje y supervivencia: la educación informal—basada en tutoriales, comunidades, microcredenciales y mentorías—se convertirá en la opción preferida. El mercado global de IA educativa, que en 2024 rondó los US$ 5 000 millones, proyectará alcanzar entre US$ 32 000 y 75 000 millones hacia 2030–33, con una tasa de crecimiento anual de entre 34 % y 47 %.
En épocas donde la IA podrá responder casi cualquier pregunta al instante, lo que separará a los líderes será la capacidad de formular preguntas inteligentes y saber pensar críticamente.
En este futuro próximo, la reflexión de Julián Colombo, un CEO argentino, cuya firma se dedica a software y soluciones de IA, será un faro:
“El futuro no es del que más sabe, sino del que mejor pregunta.”
En suma
Muy pronto, la validez de la educación formal se enfrentará a su prueba más exigente: con evaluaciones desvirtuadas por la IA y sistemas de detección ineficaces, el prestigio académico quedará en entredicho. Paralelamente, la educación informal crecerá como una alternativa ágil, asequible y orientada a habilidades reales.
En ese contexto, la capacidad de preguntar bien, aprender por cuenta propia y pensar con flexibilidad será la auténtica moneda de cambio en el mercado del conocimiento —tal como anticipa Colombo.