Cómo jugar en la NBA o Por qué nadie es feliz trabajando en tecnología II

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Cómo jugar en la NBA o Por qué nadie es feliz trabajando en tecnología II

Después de la inesperada repercusión de las notas de las últimas semanas, he visto un enorme incremento en algunos números de mi LinkedIn (en específico, el de gente que NO acepta contactar conmigo).

Sin embargo insisto con contarles los paralelismos que descubrí entre los factores que explican el éxito en el mundo de la tecnología y en el de la NBA. De la misma forma de que la altura es un habilitador en el basquet (aumenta decisivamente la probabilidad de jugar, pero no tiene correlación con el éxito posterior), el “saber programar” es el habilitador tecnológico.

Con un exceso de demanda global de programadores de al menos 500 mil profesionales, cualquier programador de un nivel técnico razonable se asemeja a un jugador de 2,20 metros. Los entrenadores se miran y dicen “Probémoslo. Cuán malo puede ser?”. Y el programador, con la seguridad de quien sólo tiene el éxito como destino, les guiña el ojo con suficiencia y procede a borrar una tabla en producción.

Qué hace a una super estrella?

Antes de analizar el mar de estadísticas de la NBA, intenté prever desde mi indisimulable ignorancia, qué factores terminarían explicando el éxito de sus jugadores. Mi teoría apuntaba, principalmente, a la capacidad de encestar. Si alguien era capaz de hacerlo en un porcentaje muy elevado de veces, debía ser un jugador muy valioso al menos en el ataque. Imaginé también que aspectos defensivos, como el bloqueo o el robo, debían tener influencia.

Les cuento, entonces, los resultados. NINGÚN jugador de los 50 mejores de la historia de la NBA logra tener una efectividad del 60% en sus tiros de campo. El primero en el ranking en lograrlo es alguien llamado Clint Capela que está en el lugar 345. Los top five Michael Jordan, Lebron James o Kobe Bryant, por ejemplo, no encestaron ni la mitad de las veces que tiraron al aro. Pero hay CIENTOS de jugadores de la NBA que tuvieron o tienen una efectividad superior al 70% en sus tiros.

Sólo que ninguno está en los primeros 1000 del ranking de mejores de todos los tiempos. Hay una decena de hallazgos como este, pero déjenme ir directamente a la conclusión. Lo que hace a una superestrella del basquet son dos cosas…la primera es LA CUADRUPLE CONSISTENCIA.

Esto es: ser consistentes en sus capacidades, en las diferentes circunstancias, en sus elecciones profesionales y en el tiempo. Consistentes en sus capacidades significa que, aunque no necesariamente sean los mejores en nada, son muy buenos en todo. Sólo dos jugadores (Wilt Chamberlain y Shaquille O’Neal) no cumplen esta regla. El resto, tiende a estar por encima de la media en todas las dimensiones (robos, bloqueos, efectividad de tiros libres, efectividad de tiros de campo, efectividad de tiros de tres, asistencias, rebotes, etc) cuando comparados con jugadores en su posición.

Consistentes en diferentes circunstancias significa que su nivel no decae más de lo esperado en partidos difíciles. Sus “números” son similares en juegos de temporada y en play offs (muchos incluso mejoran en play offs, aunque los rivales son estadísticamente superiores a los de la temporada regular)

Consistentes en sus elecciones profesionales significa que tienden a permanecer en el mismo equipo por períodos prolongados, o para siempre. Consistentes en el tiempo implica que “sus números” tienen baja varianza a lo largo de su carrera. Y qué significa “protagonismo voluntario”?:

Que eligen participar activamente del juego, que toman los tiros difíciles, que marcan al mejor jugador rival, que entienden que el éxito depende de ellos. En una frase que puede ser también una receta: Para alguien ser una estrella del la NBA debe jugar durante mucho tiempo siendo confiable en su contribución, que debe ser superior a la media en la mayor parte de las dimensiones del juego… y asumiendo la responsabilidad de liderar con el ejemplo!

La mayoría de los programadores sienten que conseguir trabajo es fácil, pero ascender en una empresa es difícil. Y lo sienten porque es, de hecho, es la realidad. Lo primero es lo más evidente. Con un déficit de más de 500 mil profesionales a nivel mundial, conseguir trabajo en tecnología es relativamente fácil (al menos para quien tiene un nivel de conocimiento técnico medio).

Un amigo mío que, además de un tipazo es un extraordinario desarrollador de software, dice que: “LinkedIn hoy es un Tinder al revés: Chicas lindas nos escriben a los nerds y nosotros las ignoramos”. Cada año el “exceso de demanda” se amplifica, más puestos quedan vacantes, y más empresas retrasan su crecimiento por falta de equipos. Pero aquí está la génesis de la dificultad para crecer en una empresa.

La demanda de Directores de tecnología, CTOs o líderes crece menos que la demanda de programadores (a una tasa entre 40% y 84% inferior, dependiendo de la posición y el mercado). Como ejemplo simple y perfectamente representativo @n5 tenía en 2018 un CTO y 10 empleados. Hoy tiene casi 200 empleados, pero el CTO sigue siendo uno.

Esto genera dos consecuencias:

  1. Conseguir trabajo es más fácil…pero una vez que uno lo tiene hay mucha más gente compitiendo por los puestos superiores.
  2. Y tal vez más importante: el haber conseguido trabajo fácil envía señales absolutamente distorsionadas a los candidatos.

Me gusta utilizar este ejemplo, que es de la vida real. Cuatro chicas compañeras en la carrera de psicología tienen novios que estudian sistemas, economía, y derecho (2). Por una de esas cosas mágicas del destino, ellas se llevan bien, y ellos mejor. Empiezan a verse con mucha frecuencia y después de un tiempo son un grupo inseparable.

Cuando están promediando la carrera, el chico que estudia sistemas empieza a recibir ofertas de trabajo constantes. Le proponen trabajar por horas, remoto, pagarle cursos, cualquier cosa para atraerlo. Ninguno de los otros siete recibe jamás una propuesta espontánea de trabajo.

En el año en que todos terminan de estudiar, el de sistemas ya pasó por tres empresas, y tiene ofertas permanentes. Es el único que vive solo y tiene auto. El resto manda CIENTOS de CVs, hablan con contactos, se anotan (y no los llaman) en pasantías de verano, hacen cursos de postgrado y muy gradualmente terminan consiguiendo trabajos en el que se les exige mucho y se les paga poco.

Tuve la suerte de ver la evolución de ese grupo, y la dinámica individual de cada uno. Cualquiera que hubieran sido las diferencias laborales o económicas a los 20 años, se habían disipado o invertido a los 35. Mi hipótesis, que no tengo suficientes datos para probar, es que los otros siete habían sido exigidos en todas sus dimensiones profesionales al inicio de su carrera.

Por lo tanto habían aprendido a mejorar en forma continua, a trabajar en equipo, a relacionarse adecuadamente con sus jefes, a priorizar tareas, a atender bien a sus clientes. En definitiva, a trabajar en un ambiente donde hay 10 personas para 9 vacantes y los errores cuestan caro.

El de sistemas no había recibido ninguna de esas señales, porque trabajaba en un ambiente en donde había 9 personas para 10 vacantes. En donde los errores no costaban nada, porque el jefe fingía no verlos, para no quedarse con 8 personas y 10 vacantes. Pero esa escenario cuantitativamente favorable al programador, desaparece a medida que uno sube en la escala profesional.

En los mandos medios ya hay tantos puestos como profesionales, y en los altos, la desproporción es la más alta de la historia. Miles aspiran a ser CTO de una Big tech. La inmensa mayoría no fue entrenado para lograrlo.

Cierro con una serie de consejos prácticos que pueden ayudar a cualquier joven profesional de tecnología a crecer en su carrera. Surgen todos de la analogía con el basquet y de la opinión de algunos de los mejores CTOs y CEOs que conozco.

  1. Consistencia en tus capacidades: No estar por debajo de la media en nada. Conocimiento técnico, trabajo en equipo, adherencia a las metodologías, documentación, atención al detalle, detección temprana de riesgos. Enfocarse en mejorar la peor de las debilidades antes que en incrementar la mayor de las fortalezas.
  2. Consistencia en las diferentes circunstancias: La mejor forma de demostrar que uno “está para más” es hacer extraordinariamente bien las tareas que teóricamente le quedan chicas (ver nota del gato baterista!) https://n5now.com/es/content/how-to-climb-in-a-company-one-photocopy-at-a-time-or-the-legend-of-the-drummer-cat
  3. Consistencia en el tiempo: Messi jugó 5 años (3 al máximo nivel) antes de ganar su primer balón de oro. La confianza se construye con reputación, y la reputación con paciencia, agregando valor durante largos períodos y en circunstancias cambiantes.
  4. Consistencia en las decisiones: Un CV que muestra 5 empresas en 4 años es una señal de alerta que no se le escapa a nadie. Ninguna empresa eficiente ofrece formación ni le da responsabilidades mayores a alguien que va a durar 8 meses en su compañía.
  5. Ser protagonista voluntario: Entender que no hay que hacer sólo lo que te pidieron, sino lo que necesita ser hecho. Ofrecerse a resolver un problema, proponer soluciones, reconocer errores, entender que tu trabajo es un reflejo de tu reputación.

Me quedé algo para el final, porque no encontré ninguna estadística que pueda medirlo o demostrarlo, pero es una regla a la que no le encuentro excepciones. Las super estrellas del basquet y de la tecnología tienen una cosa más en común.

No son “consistentes” o “protagonistas voluntarios” porque piensan que deben hacerlo. Lo son porque no pueden evitarlo. Porque son felices haciéndolo. Porque, simplemente, aman jugar el juego… que eligieron jugar.

Hasta la próxima!

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