El futuro financiero de Brasil: entre la popularización y revolución de Pix y el potencial sin explotar del Open Finance

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La adopción generalizada de las finanzas abiertas en Brasil depende de un esfuerzo concertado para educar a los consumidores sobre cómo puede beneficiarlos directamente, sobre las medidas de seguridad implementadas y sobre cómo pueden controlar sus propios datos.

 — Foto: Getty Images
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El impacto que Pix ha tenido en Brasil es innegable, convirtiéndose en un ejemplo positivo para las economías de todo el mundo. Su éxito es un testimonio del deseo y la necesidad de soluciones financieras que sean accesibles, rápidas e inclusivas, al tiempo que refuerzan lo que es posible con el apoyo de tecnologías financieras innovadoras. Al permitir transacciones instantáneas sin costo adicional, Pix ha democratizado el acceso a los pagos digitales de una manera nunca antes vista. Esto no solo ha beneficiado a los consumidores, sino que también ha supuesto un importante impulso para los pequeños y medianos empresarios.

En paralelo con la aparición de Pix, el Open Banking y su posterior expansión, el Open Finance, han surgido como fuerzas complementarias, prometiendo revolucionar aún más el acceso y el control de los servicios financieros. Estas herramientas no son solo innovaciones tecnológicas, sino también catalizadores de cambios profundos en la forma en que las personas interactúan con el dinero y las instituciones financieras, lo que hace que su adopción masiva sea importante.

Sin embargo, aunque estos tres años de implementación del Open Finance representan un hito significativo en el mercado, especialmente en términos de libertad de datos financieros y la promoción de una mayor autonomía para los consumidores, está claro que aún se encuentra en el inicio de su camino para ganar un reconocimiento y adopción similar al de Pix.

No hay duda de que los brasileños están cada vez más dispuestos a adoptar nuevas tecnologías financieras. Un indicio de ello son los datos del Banco Central que muestran que 42 millones de personas ya han dado su consentimiento para compartir datos. Lo interesante es que este número coloca a Brasil en el liderazgo mundial entre los sistemas relacionados con el Open Banking en términos absolutos.

Sin embargo, en términos relativos, todavía son pocas las personas que han aceptado el servicio. Teniendo en cuenta que, según el Banco Central, cerca de 190 millones de personas tenían una cuenta corriente en 2022, lo que representa aproximadamente el 82% de la población total del país, el número de adherentes al Open Finance sigue siendo bajo. Este escenario se hace aún más evidente si se compara con el número de usuarios registrados en Pix, que supera los 155 millones.

Hay varios factores que explican estos números. En primer lugar, Pix se lanzó como una solución inmediata a un problema muy común y palpable. Esto ha respondido directamente a una demanda diaria de los consumidores al facilitar transacciones que antes dependían de horarios bancarios restringidos o conllevaban comisiones. Por otro lado, el Open Finance representa un cambio más profundo y estructural en el sector financiero.

Si bien sus promesas de un mayor control sobre los datos financieros y el fomento de servicios financieros más personalizados y competitivos son impactantes, estos beneficios son percibidos de manera menos inmediata por el consumidor. Además, hay una cuestión de confianza y seguridad. Si bien Pix ha sido ampliamente promovido y garantizado por el Banco Central, Open Finance requiere que los consumidores confíen en múltiples instituciones para compartir sus datos financieros. Esto puede generar preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos, especialmente sin una comprensión clara de los beneficios.

La educación financiera juega un papel crucial en este contexto. La adopción generalizada de las finanzas abiertas en Brasil depende de un esfuerzo concertado para educar a los consumidores sobre cómo puede beneficiarlos directamente, sobre las medidas de seguridad implementadas y sobre cómo pueden controlar sus propios datos.

Aún así, en la discusión sobre Open Finance, la expectativa es que haya un aumento en las ofertas y una reducción en los precios. Esto es claramente positivo para la economía y el consumidor final. Sin embargo, para algunas instituciones financieras, la necesidad de competir en un entorno más abierto con precios más atractivos también puede reducir sus márgenes de beneficio y comisiones. Dicha dinámica puede hacer que algunas de estas instituciones tengan menos incentivos para participar plenamente en este ecosistema, no animando a sus clientes a participar más activamente en las finanzas abiertas.

Finalmente, la implementación de Open Finance es un proceso más complejo y gradual. Requiere la adhesión y colaboración de varias entidades financieras, un esfuerzo conjunto para simplificar y hacer más intuitivas sus funcionalidades, para poner de manifiesto la seguridad relacionada con este proceso de compartición, además de la creación de regulaciones e infraestructuras tecnológicas adecuadas.

Sin embargo, creo firmemente que, con el tiempo y el esfuerzo adecuado, alcanzará un nivel de popularidad e importancia comparable al de Pix, empoderando a los brasileños al darles control sobre sus datos y cómo se utilizan.

Este es un momento crucial para todos los que formamos parte del sector fintech, para liderar, innovar y educar con el fin de acelerar la adopción y maximizar el potencial transformador de las finanzas abiertas. Este camino, aunque desafiante, está plagado de oportunidades para crear un ecosistema financiero más inclusivo, eficiente y personalizado.

*Julián Colombo es el fundador y CEO de N5, una empresa de software para la industria financiera. Con una trayectoria de más de 25 años en el sector bancario, destacó durante su etapa en Banco Santander, donde ocupó cargos corporativos globales y ejecutivos locales en más de cinco países. Se incorporó al Comité de Dirección Comercial del Grupo Santander tras haber sido Director Global de CRM, Business Intelligence y CT. Julián es licenciado en Economía y Periodismo por la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA).

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