1. Sufrimos más en nuestra imaginación que en la realidad
Nos ahorramos mucho sufrimiento cuando reducimos los problemas a su verdadera dimensión. Es una gran virtud saber definir con precisión las situaciones y enmarcarlas en un determinado contexto, transformando así la preocupación abstracta en una dificultad específica, reduciendo su carga emocional.
2. Júntate únicamente con personas que te ayuden a mejorar
Vivimos en constante interacción con otros seres humanos. La idea del círculo virtuoso es rodearte de circunstancias y personas que te aporten buena energía, porque de esta manera tú también crecerás y lo trasmitirás al resto.
En el mundo empresarial es fundamental llevar a cabo un buen proceso de selección para formar equipos de trabajo con personas que aporten valor y se retroalimenten entre ellas.
3. El mejor remedio para la ira es la demora
Es fundamental que el líder ejercite el buen juicio en aquellos momentos donde predominan la frustración y el enojo. Los primeros impulsos de la ira son muy intensos, y tomar decisiones apresuradas puede traer consecuencias extremadamente negativas. En cambio, si la haces esperar, lo más seguro es que esa ira se calme.
Controlar la ira no es un proceso fácil o que se aprenda de la noche a la mañana, pero si se ejercita la conducta de trabajarla por partes, podrás derrotarla.
4. Tu tiempo es más valioso que tus posesiones
No importa por dónde se lo mire, un día tiene 24 hs y no se puede alargar. El tiempo es un recurso finito y solo depende de uno mismo saber aprovecharlo al máximo.
Gestionar el tiempo es imprescindible para crear riqueza, relaciones saludables, adquirir nuevas habilidades y conocimientos… Por el contrario, el despilfarro del mismo se convierte en un obstáculo para alcanzar nuestras metas.
5. No pienses la muerte en el futuro distante, morimos cada día
Es curioso cuando no sabemos cómo ‘matar el tiempo’. No nos damos cuenta de que en realidad es el tiempo el que nos está matando a nosotros. Cada minuto “muerto” no es solo un minuto que no puede recuperarse, sino que además nos acerca más a nuestra propia muerte.
Según Seneca, el momento más valioso que tenemos es ahora, el presente. Es lo único que tenemos y no deberíamos desperdiciarlo. Aprovéchalo, disfrútalo, vívelo.
