«El futuro no es del que más sabe, sino del que mejor pregunta» 

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Entrevista a Julián Colombo. CEO de N5 

En conversación con Julián Colombo, CEO y fundador de N5, nos hemos dado el lujo de tocar temas que no solo atañen al presente de la Banca y de las tecnologías que nutren nuestras soluciones. Esta vez también nos aventuramos a pedir su opinión tanto respecto al futuro de nuestra actividad, como al de los mundos que se vienen.  

En el vehículo de su lucidez, fuimos convidados a una travesía que tranquiliza… y nos invita a embarcarnos con entusiasmo en el futuro que nos espera. Escuchemos lo que Julián tiene para presagiarnos aquí y ahora: 

Desde tu vasta experiencia con la tecnología y la observación de cómo está revolucionando el mercado laboral, ¿cómo presagias que será el trabajo del futuro? 

Creo que el trabajo del futuro no va a girar en torno de la producción, sino de la generación de valor. La tecnología nos va a liberar de muchas tareas repetitivas y operativas, y eso va a exigir que pongamos el foco en lo que realmente nos hace humanos: la creatividad, la empatía, la resolución de problemas complejos… En N5, por ejemplo, usamos inteligencia artificial para automatizar tareas, pero eso no significa reemplazar personas, sino darles más tiempo para pensar estratégicamente. El trabajo del futuro va a ser menos «hacer por hacer» y más «pensar para hacer mejor». 

Varios filósofos y sociólogos coinciden en que lo que vendrá son sociedades popularmente financiadas por el poder político, o los Estados, mientras los individuos no estarán consagrados a la producción sino al consumo, a partir de una especie de “Asignación Universal”. ¿Qué crees tú que sucederá en este sentido? 

Creo que es un escenario posible, pero incompleto. Es cierto que la automatización puede desplazar empleos, y la renta básica universal es una forma de contener el impacto. Pero también creo que el ser humano necesita un propósito más allá del consumo. La clave va a estar en encontrar nuevas formas de contribución, quizás no ligadas al empleo tradicional. Vamos a ver surgir roles sociales, culturales, creativos, científicos… que antes eran marginales o poco rentables, y que ahora podrán ser centrales porque la tecnología va a haber hecho posible ese salto. 

¿Cuál es el papel humano que requerirá el desarrollo y uso de la IA? ¿Cómo funciona en N5? 

La IA necesita dirección. Puede hacer muchas cosas, pero no sabe qué es importante, qué es ético, qué es relevante para una estrategia de negocio. Ahí entra el rol humano. En N5 usamos IA para acelerar nuestros procesos, desde el desarrollo hasta la atención al cliente. Pero siempre hay un humano que define objetivos, que interpreta los resultados y que ajusta el rumbo. La IA es una herramienta poderosa, pero sin criterio humano, no sirve. Necesitamos personas que sepan pensar con la IA, no contra ella. 

¿Qué importancia tiene la educación en el aprovechamiento de estas nuevas herramientas? 

Total. Y no hablo sólo de aprender a programar o usar herramientas digitales. Hablo de una educación que enseñe a pensar, a adaptarse, a cuestionar, a aprender de forma constante. Las habilidades blandas van a ser tan o más importantes que las técnicas. En N5 valoramos más la capacidad de aprender rápido y adaptarse que el conocimiento puntual de una tecnología. La educación del futuro no va a estar en las aulas solamente, sino en la experiencia continua. 

¿Para qué crees que aprovechará el hombre el tiempo ahorrado gracias a esta sistematización que ofrecen las nuevas tecnologías? ¿O acaso la permanente innovación nos tendrá enfocados exclusivamente en actualizarnos, en seguir el tren de las tendencias perpetuamente renovado? 

La tecnología nos da tiempo, pero no nos dice qué hacer con él. Ese es el gran desafío. Hay quienes van a usarlo para crecer, para crear, para conectarse más con otros, o consigo mismos. Y hay quienes se van a quedar atrapados en una carrera infinita por «estar al día». El verdadero cambio no es tecnológico, es cultural. ¿Vamos a seguir corriendo detrás de todo, o vamos a elegir con conciencia en qué vale la pena poner nuestra energía? 

¿Qué queda para la creatividad humana en un mundo en que cualquiera tiene acceso a las mejores respuestas para toda cuestión? 

Justamente, lo que más valor va a tener es la pregunta. La creatividad humana no va a morir porque haya respuestas, sino que va a florecer con nuevas preguntas. En un mundo donde todos tienen acceso a la misma información, la diferencia la va a hacer quien sepa combinarla, interpretarla, cuestionarla. La IA te da respuestas. Pero soñar, imaginar, conectar ideas dispares… eso sigue siendo terreno humano. Y en N5 lo vemos todos los días: lo más disruptivo que hacemos, no sale de una máquina, sale de una buena conversación entre personas que se animan a pensar distinto. 

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