Entrevista a Diego San Esteban, Director Comercial de N5, una fintech líder en Latinoamérica.
El mundo que se viene es misterioso para gran parte de nosotros. La IA y los artificios que será capaz de crear cambiarán nuestra realidad para siempre. Por ello, la posibilidad de entrevistar a un ingeniero en Sistemas de la USAL, que ha trabajado en la transformación de la industria financiera y en instituciones públicas y privadas desde la implementación tecnológica y el desarrollo humano, es un modo más de sondear el futuro. Especialmente porque, más allá de sus tareas técnicas, estará implicado directamente en la construcción de futuro como formador de profesionales en el área.
- La formación te llevó a estudiar en universidades nacionales y extranjeras y el trabajo te convirtió en asesor de la industria financiera, profesor universitario, pero también escritor. Los autores suelen tener “temas vitales”, es decir, temas que los obsesionan y los hacen escribir mucho, para jamás agotar la inquietud. ¿Cuál dirías que es el tuyo?
Escribo porque me apasiona observar y acompañar procesos de transformación. Lo que me mueve es ayudar a construir puentes entre estrategia, tecnología y personas. Escribir, para mí, es una forma de colaborar, de poner en palabras lo que a veces, en una reunión, queda flotando sin nombrarse. Mi tema vital es ése: cómo se produce el cambio real en las organizaciones, sin perder lo que ya funciona. Cómo se transforma sin romper. Es mi forma de aportar, de abrir conversaciones y de acompañar a quienes tienen el desafío de hacer que las cosas pasen.
- En alguna de tus cartas de presentación confiesas que trabajas “en el cruce entre estrategia, tecnología e innovación para transformar industrias, especialmente la financiera.” Toda cruz es conflicto, encuentro de dos direcciones diferentes ¿Cuál dirías que es el conflicto entre la estrategia y la innovación? ¿En qué sentido puntualmente se vive el encuentro de fuerzas de la industria en la que te desempeñas?
Más que un conflicto, veo una tensión natural. La estrategia ordena y prioriza. La innovación empuja y desafía. Ambas son necesarias, pero requieren lenguajes distintos. En la industria financiera eso se vive con fuerza: instituciones sólidas, con estructuras complejas, que al mismo tiempo deben responder a un entorno que cambia cada vez más rápido. Lo veo a diario: ayudar a los equipos a innovar sin perder foco, y a que la estrategia no se vuelva una excusa para frenar. El desafío es integrar esas fuerzas. Y eso requiere diálogo, criterio y experiencia.
- Generas permanentemente newsletters, breves artículos en donde te aventuras a leer lo que se viene. Trabajas en un ámbito de innovación, pero esos textos suelen ser distópicos. Otra vez la cruz. En este sentido, ¿qué cosas te asustan de la implementación de la Inteligencia Artificial? ¿Cuáles de ellas crees que se pueden evitar desde la educación o desde la comunicación?
La IA es una herramienta poderosa. Lo que me preocupa no es la tecnología en sí, sino cómo y para qué se usa. Me inquieta que se tomen decisiones automáticas sin comprensión de contexto, o que se deshumanicen procesos clave por buscar eficiencia a cualquier costo. Desde la educación, podemos formar profesionales con criterio, no solo con habilidades técnicas. Y desde la comunicación, podemos anticipar debates, explicar sin simplificar y construir una cultura de adopción más consciente. No se trata de frenar la IA, sino de implementarla con inteligencia y con responsabilidad.
- ¿A qué se dedica la firma en la que trabajas hoy? ¿Qué tareas específicas realizas ahí? ¿Cuánto puedes expresar de tus preocupaciones vitales en esa labor?
Soy Director Comercial de N5, una compañía que potencia la transformación digital de bancos, aseguradoras y fintechs a través de una plataforma modular, escalable y diseñada para integrarse con agilidad a entornos complejos. Automatizamos procesos, mejoramos la experiencia del cliente y simplificamos la operación diaria con foco en impacto real.
Se traduce en una convicción muy concreta: cada propuesta comercial tiene que poder sostenerse en la realidad operativa del cliente. En N5, trabajamos con compañías que no pueden darse el lujo de prometer sin cumplir. Por eso, desde el primer contacto, buscamos entender en profundidad el problema, los sistemas, las personas involucradas. Lo que me interesa no es solo cerrar un acuerdo, sino que el cliente pueda decir después: esto nos hizo bien, nos hizo avanzar. Ese es el verdadero impacto. Lo demás es presentación.
Desde mi lugar, acompaño a instituciones que están listas para dar un salto tecnológico, pero también humano. No se trata solo de vender una solución: se trata de entender profundamente el negocio del cliente, los desafíos que enfrenta, y construir una propuesta que mejore su realidad. En ese camino, puedo expresar lo que me importa: ayudar a que la tecnología libere tiempo, mejore procesos y genere impacto tangible para las personas que la usan.
- Si tuvieras que aconsejarles a tus alumnos qué estudiar, cómo prepararse para el mundo que se viene, ¿qué les recomendarías?
Les recomendaría que no se limiten a lo técnico. Que aprendan a pensar, a escribir, a escuchar. Que desarrollen criterio. Que no se enamoren de las herramientas, sino de [su capacidad para solucionar] los problemas que pueden resolver. Que exploren modelos de IA, sí, pero también lógica, filosofía, diseño de sistemas, comunicación. Lo más valioso del profesional del futuro va a ser su capacidad para integrar mundos distintos. La herramienta cambia. Lo que no cambia es la necesidad de pensar con profundidad y actuar con integridad.
- ¿Qué grado de importancia le das a la verdad y cuánta, a las relaciones humanas dentro de un grupo social productivo? ¿Cuánto piensas que incide cada factor en el éxito empresarial?
Ambas son esenciales. La verdad sin vínculo puede resultar violenta. El vínculo sin verdad, ineficaz. En mi experiencia, los mejores equipos son los que logran construir confianza para decir lo que importa, aunque sea incómodo. Y que lo hacen con respeto, sin exponer ni callar. Esa combinación —escucha atenta, franqueza y cuidado mutuo— es lo que permite que las cosas avancen. Porque cuando las conversaciones son reales, las decisiones también lo son.
- “No me interesa lo que suena bien en un pitch. Me interesa lo que cambia realidades” sentenciaste alguna vez. ¿En qué se traduce esto en tu función labora, específicamente en N5?
Se traduce en una convicción muy concreta: cada propuesta comercial tiene que poder sostenerse en la realidad operativa del cliente. En N5, trabajamos con compañías que no pueden darse el lujo de prometer sin cumplir. Por eso, desde el primer contacto, buscamos entender en profundidad el problema, los sistemas, las personas involucradas. Lo que me interesa no es solo cerrar un acuerdo, sino que el cliente pueda decir después: esto nos hizo bien, nos hizo avanzar. Ese es el verdadero impacto. Lo demás es presentación…
Muchas gracias, Diego San Esteban, por esta charla jugosa!
Nota publicada en Diario SurNoticias; El Federal.
